viernes, 25 de octubre de 2013

Cuento filosófico "transplante de persona"


Roberto Casati y Achille Varzi , 39 (simples) cuentos filosóficos, Ed. Alianza. Adaptado por M.R.




ÉL: (Deteniéndose delante del portal.) ¡Qué dolor de cabeza¡ (Nervioso, lee la placa.) “Clínica Zoom”. Trasplantes de todo tipo de órganos.» ¿Todo tipo? Esto es lo que yo necesito. (Entra.) Buenos días.

ENFERMERO: ¿Qué desea?

ÉL: Ustedes realizan trasplantes, ¿verdad?

ENFERMERO: Claro, es nuestra especialidad.

ÉL: Y, según parece, de todos los órganos.

ENFERMERO: Exacto. Somos uno de los pocos Centros del mundo en Condiciones de ofrecer un servicio integral. Más de doscientos órganos, vitales y auxiliares, internos y externos... basta con que elija usted. Aquí tiene la lista completa.

ÉL: ¿También trasplantan el cerebro? Yo querría sustituir el mío.

ENFERMERO: Naturalmente, tiene que cumplimentar estos impresos. Fecha de nacimiento, etc.

ÉL :(Toma el impreso y Comienza a rellenarlo.) Profesión... dirección... ¿y aquí que pongo?

ÉNFERMERO: Dígame, estoy a su disposición.

ÉL: Me preguntan si quiero ser donante o receptor.

ENFERMERO: Claro, tiene que elegir. En el primer caso pone usted su cerebro a disposición de quien lo desee. En el segundo, es usted quien solicita un cerebro nuevo, a elegir entre los que actualmente se encuentran disponibles.

ÉL: Pues, no sé... ¿Hay mucha diferencia de precio?

ENFERMERO: Si es usted donante tendrá que pagar un millón. Si es receptor, el millón se lo damos nosotros.

ÈL: ¡Vaya!, como siempre me duele la cabeza, me encantaría tener un cerebro distinto. ¡Además, un millón me viene de maravilla! Así que me inscribo como receptor.

ENFERMERO: Muy bien, una firma aquí…

FILÓSOFO MATERIALISTA1:(Entra desde un cuartito lateral sin llamar) Espere.

ENFERMERO: ¿Cómo? ¿Quién es usted?

FILOM: Digo que lo piense bien.

ÉL: ¿Qué debo pensar?

FILOM: El hecho de que le paguen por ser receptor y no por ser donante. ¿Desde cuándo se paga al dar una cosa y se cobra al recibirla?

ENFERMERO: Bueno, a veces pasa. Por ejemplo, se paga un impuesto por la basura; el ciudadano paga por entregar unos desechos y el Ayuntamiento ingresa por recibirlos.

ÉL: Bien dicho. Por eso me parece bien que me paguen. Si pagara yo, mi cerebro sería como un desecho, ¿no?

FILOM: No establezca comparaciones tan arriesgadas

ENFERMERO: En efecto. Si está usted de acuerdo podríamos hacerlo mañana. Y usted sale de aquí con un millón y un cerebro totalmente nuevo.

FILOM: ¡Venga, hombre! Piénselo, ¿qué quiere decir eso de tener un cerebro totalmente nuevo?

ÉL: Imagino que será como tener un hígado totalmente nuevo. O un corazón totalmente nuevo. O un brazo izquierdo totalmente nuevo.

ENFÉRMÉRO: ¡O todo totalmente nuevo! La Clínica Zoom lo trasplanta todo!

FILOM: Precisamente. Pero si le trasplantan todo, ¿qué queda de él?

ÉL: Es que yo no quiero trasplantarme todo. Sólo quiero un cerebro nuevo.

FILOM: Plantéeselo así. Si le trasplantaran todo menos el cerebro, ¿no sería como introducir su cerebro en un cuerpo distinto?

ÉL: En efecto.

FILOM: Por tanto, equivaldría a ser un donante de cerebro. De ahí que, volviendo a nuestro caso, su donante de cerebro se convierta de un modo automático en un receptor del cuerpo que usted pone a su disposición. Vea, pues, que al aceptar un cerebro nuevo, usted se convierte automáticamente en un donante de todo su cuerpo.

ÉL: ¿Cómo? Yo no firmo para donar todo mi cuerpo. Entre otras cosas porque me costaría un “huevo”.

ENFERMERO: Vamos, cuánta historia. Firme aquí y no lo piense más.

FILOM: ¡Deje en paz el dinero! El cerebro no es un órgano cualquiera. El cerebro es usted mismo en persona. ¡No se deshaga de él con tanta facilidad!

ÉL: ¿Yo soy mi cerebro? Eso es lo que sostienen los filósofos y los científicos de tendencia materialista, pero no estoy de acuerdo. No se qué piensan ustedes, en la Clínica Zoom...

ENFERMERO: Siempre puede trasplantarse una parte del cerebro ahora y lo restante en un segundo momento. En nuestra clínica, los dos hemisferios cerebrales se consideran órganos distintos. Veo en la lista que pagamos medio millón por cada uno, de modo que el total sería un millón entero.

ÉL: ¡Entonces, hagámoslo así!

FILOM: Piénselo bien. Si sobrevive usted al trasplante del primer hemisferio, querrá decir que su persona se identifica con la otra mitad. De otro modo, al acabar la operación no sería usted, sino otra persona. Pero entonces estamos como al principio: sustituir una mitad del cerebro equivale a donar el resto del cuerpo.

ENFERMERO: Hemos realizado trasplantes parciales de cerebro de ambos tipos: el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo. Les aseguro que en ambos casos nuestros pacientes han sobrevivido en perfectas condiciones.

FILOM: No estoy seguro de lo que entienden por el término “sobrevivir”.
Pero supongamos que sea como dice. En tal caso, se deduce que, al margen de cuál sea el hemisferio que se trasplante primero, la operación equivale a la donación del resto del cuerpo.

ÉL: Pero entonces acabo pagando dos veces la donación del cuerpo frente a una ganancia equivalente a la recepción de un solo cerebro. ¡No estoy dispuesto! (Pausa) ¿Y si solicitara un trasplante de dos hemisferios al mismo tiempo, aunque de distintos donantes? De ese modo ninguno de los dos donantes podría arrogarse el derecho a reclamar todo mi cuerpo, y sólo yo saldría ganando.

ENFERMERO: En efecto. Me parece una solución.

ÉL: Entonces, ya está hecho. ¿Dónde hay que firmar?

FILOM: Me parece una solución pésima. Créame, el cerebro no es un órgano cualquiera, por mucho que lo divida, Sino usted mismo en persona. En vez de cambiárselo, aprenda a utilizarlo. 


Actividad en el blog:

Elige una de estas actividades:

A- Debes hacer intervenir a alguien mas en el diálogo, ¿qué otro filósofo podría participar de la discusión aportando otra visión sobre la identidad?, ¿Qué postura tendría "el" si perteneciera a alguna religión cristiana?

Para tener mayores elementos recurre al siguiente enlace por mas información:  Archivo de prensa "El alma esta en el cerebro, por Eduard Punset".
 

B- Recuerda el video de la serie televisiva "Dr. en Alaska", visitálo accediendo mediante este enlace http://www.youtube.com/watch?v=GJT3YSCd3nI 

¿Qué respodería Cris Stevens si participara del diálogo? Recuerda que utliza el dualismo sustancialista de Descartes para demostrar que no podemos tener certeza de cual zona del cerebro es la responsable de la identidad de una persona, pues el cuerpo es sustancialmente distinto de la "mente".

Descubre mas sobre el dualismo sustancialista. web torre de babel.

C-  ¿Cómo podrías relacionar el "cambio" que desea hacer "el" personaje en su cuerpo, con los conceptos que se representaron mediante una dinámica de expresión corporal en el parque del liceo. Te los recuerdo:

Cambio sustancial, cambio accidental, continuidad fisica, continuidad material. ¿Qué postura tendría Aristóteles? Recuérdalo consultando aquí webdianoia

D- ¿Recuerdas el concepto de paradoja? ¿hay alguna paradoja en los supuestos que se van manejando a lo largo del diálogo? ¿se podría llegar a una resolución que contradiga algun principio lógico? Recuerdalos aquí.

miércoles, 9 de octubre de 2013

El barco de Teseo Vaguedad e identidad



 ROMPE CABEZA N 1

Imagina que tienes un barco al que periódicamente debes ir cambiándole tablas viejas y gastadas por tablones nuevos, para mantenerlo en funcionamiento. Luego de varios años de uso ¿sigues teniendo el mismo barco, a pesar de haber reemplazado cada una de sus partes una a una? Esta pregunta se la hicieron los filósofos hace siglos, dando lugar a la Paradoja de Teseo. Se trata de un problema interesante, sobre todo cuando lo aplicamos a los seres vivos. Los humanos, por ejemplo, reemplazamos casi todas nuestras células cada diez años. Este proceso ¿nos convierte en personas nuevas?

Muchas de las cuestiones filosóficas más interesantes tienen miles de años de antigüedad. Los filósofos griegos, por ejemplo, se encargaron de enunciar paradojas que 20 o 25 siglos más tarde aún nos hacen dudar de nuestras convicciones. La Paradoja de Teseo es una de ellas. Existe una leyenda griega,  recogida por Plutarco, en la que puede leerse:
El barco en el cual volvieron desde Creta Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y los atenienses lo conservaban desde la época de Demetrio de Falero, ya que retiraban las tablas estropeadas y las reemplazaban por unas nuevas y más resistentes, de modo que este barco se había convertido en un ejemplo entre los filósofos sobre la identidad de las cosas que crecen; un grupo defendía que el barco continuaba siendo el mismo, mientras el otro aseguraba que no lo era.
Dicho con otras palabras:  ¿estamos en presencia del mismo barco si se han reemplazado cada una de sus partes una a una? Puede que la respuesta al enigma se esconda detrás de la definición que adoptemos para “lo mismo”. A veces consideramos que las cosas pueden ser cualitativamente iguales solo por el hecho de tener las mismas propiedades, y otras que son numéricamente las mismas por el hecho de ser de una clase. Por ejemplo, imagina que tienes dos esferas que se ven idénticas. Puedes considerar que son  cualitativamente (aunque no numéricamente) la misma. Si pintas una de ellas de un color diferente, está seria siendo numéricamente la misma que antes, pero ya no sería cualitativamente igual a su pareja.

Con ese argumento, el barco de Teseo es cualitativamente (pero no numéricamente) diferente en el momento en que uno comienza con las refacciones. El problema es que si construimos nuestra propia definición de identidad y la hacemos lo suficientemente amplia, la identidad cualitativa colapsa en la identidad numérica. Si una de las cualidades relevantes de las esferas del ejemplo fuese su ubicación espacio-temporal, entonces no existirán dos que -encontrándose en diferentes lugares y tiempos- puedan ser alguna vez cualitativamente idénticas. Esta racionalización no hace, por supuesto, que uno deje de pensar sobre en que momento el barco de Teseo deja de ser “el barco de Teseo” para convertirse en su reemplazo. Pero hay una vuelta de tuerca más para esta cuestión.

ROMPE CABEZA N 2

Imaginemos que durante las reparaciones efectuadas al navío original, los obreros encargados de la tarea van guardando cada una de las piezas viejas que quitan del barco. Luego de un tiempo  más o menos largo, todo habrá sido reemplazado y sus dueños (y nosotros) se preguntarán si es o no el mismo barco. Pero ¿que pasaría si los operarios utilizasen las tablas viejas para construir nuevamente el barco? ¿Seria el barco así construido el “barco de Teseo”? Puede que haya argumentos válidos para considerar que uno, otro ambos o ninguno son el barco “original”. Hay planteos de este tipo que son bastante más mundanos que el problema del barco. El famoso pensador inglés, considerado como el padre del empirismo y del liberalismo moderno, John Locke, se preguntaba si a un calcetín que le ha salido un agujero le demostramos nuestro afecto remendándolo sigue siendo el mismo después de dicha operación. Casi todo el mundo responderá que si, que efectivamente se trata del mismo calcetín de siempre, aunque remendando. Si le vuelve a salir otro agujero y lo volvemos a remendar, lógicamente el calcetín seguirá siendo el mismo,  y si seguimos con esta tarea cada vez que el calcetín nos vuelva a enseñar sus tripas, tarde o temprano tendremos uno que no mantenga nada de su material original. ¿Sigue el calcetín siendo el mismo? ¿En qué momento deja el calcetín de ser el original?

En una forma más general, la cuestión parece ser si a un objeto se le reemplazan todas sus partes ¿sigue siendo el mismo? Salvando las distancias -temporales y de las otras- que lo separan de los pensadores griegos, podemos utilizar un pasaje de un libro de  Deepak Chopra para ver la trascendencia que puede tener una cuestión aparentemente trivial como la Paradoja de Teseo:
Con cada respiración inhalamos miles de millones de átomos que a la postre terminan como células del corazón, células de los riñones, células del cerebro y así sucesivamente. Con cada respiración exhalamos fragmentos y pedazos de nuestros tejidos y órganos, y los intercambiamos con la atmósfera de este planeta. Los estudios del isótopo radiactivo muestran que el cuerpo reemplaza el 98 por 100 de todos sus átomos en menos de un año. El cuerpo hace un nuevo recubrimiento del estómago cada cinco días, una nueva piel una vez al mes, un nuevo hígado cada seis semanas, y un nuevo esqueleto cada tres meses. Incluso nuestro ADN, el material genético que mantiene memorias de miles de millones de años de evolución, no es el mismo que teníamos hace seis semanas. De manera que si piensas que eres tu cuerpo físico, ¿de qué cuerpo estás hablando? El cuerpo que tienes hoy no es el mismo que tenías hace tres meses.
(...) En algún momento del futuro, quizás dentro de este mismo siglo, encontremos la forma de reemplazar cada parte de nuestro cuerpo, o incluso de transferir nuestra mente a un ordenador. ¿Seremos verdaderamente inmortales, o simplemente un grupo de asesinos que “mata”  una versión de si mismos para reencarnarse en otra? De alguna manera, la “suave transición” que implicaría reemplazar cada una de nuestras células por una nueva, mediante un proceso que demande varios meses, no parece plantear problemas de si seguimos o no siendo la misma persona. Pero si ese proceso se realizase en un instante muy pequeño, muchos pensaríamos que hemos sido cambiados.


Paradoja de Teseo


Como todas las paradojas, la del Barco de Teseo nos pone a pensar. Extrañamente, una cuestión planteada hace siglos podría tener en el futuro una gran importancia. Si un millonario del sigo XXII a los 100 años se somete a una terapia de reemplazo celular que le proporciona un nuevo cuerpo sano y rozagante ¿sus herederos tendrán motivos para afirmar que su pariente ha muerto y reclamar ya mismo sus bienes? ¿O sigue siendo el mismo, y tiene derecho a gozar de la vida con su fortuna y cuerpo nuevo? Seguramente las leyes irán cambiando con el tiempo para contemplar estas cuestiones, pero sin duda nos esperan debates interesantes.

Extraído de neoteo


Video para proseguir con la discusión, en clase solo analizaremos el diálogo entre José y Lázaro.